A pesar de las numerosas políticas de los gobiernos para fomentar la creación de pequeñas y medianas empresas en la sociedad, la realidad es que sigue siendo un esfuerzo insuficiente. No solamente por la carga burocrática que implica abrir un negocio en Latinoamérica, sino por la falta de compromiso real de los emprendedores frente a sus negocios.
Es por eso por lo que la tasa de fracaso de los emprendimientos en América Latina y en países como México es muy alto. De hecho, en México, la tasa de fracaso supera el 90% y la esperanza de vida de las empresas es menor a un año.
Pero ¿a qué se deben estos datos? Porque las empresas en Latinoamérica no pueden despegar. Existen muchos factores externos como la carga burocrática, que mencionamos anteriormente, pero también, las condiciones de inseguridad en muchas ciudades, los imprevistos como fue el caso de la pandemia del COVID-19, desastres naturales, corrupción de las autoridades y falta de una relación de confianza por parte del mercado hacia los productos locales.
Pero además de estos factores externos, también hay factores dentro de la organización de los emprendimientos y de los mismos emprendedores que llevan a las pequeñas y medianas empresas a fracasar.
¿Cuáles son estos factores?
Los factores pueden estar relacionados con la estructura del negocio: falta de presupuestación, falta de una hoja de ruta o de un plan de negocios concreto y realista, entre muchos otros.
También pueden existir factores propios del pensamiento del emprendedor: la falta de confianza al personal, la centralización de las tareas operativas producto del desconocimiento de la administración de una empresa o la idea general de que su negocio o producto es perfecto y no necesita cambiar para adaptarse al mercado.
Estos son solo algunos ejemplos, pero pueden variar dependiendo del sector, del origen del emprendedor e inclusive del lugar donde se quiere abrir un negocio.
Sin embargo, en este artículo quiero presentarte 3 errores comunes del pensamiento del emprendedor digital, aquél que quiere vender infoproductos o con un modelo de ecommerce. Así que presta mucha atención si quieres abrir un negocio, o si eres recién emprendedor haz un checklist para ver si no estás cometiendo estos errores en tu empresa.
Apartarse de lo tradicional
Muchos emprendedores de productos digital creen que al no comercializar un producto tangible o tradicional no tienen porque seguir los aspectos básicos de cualquier emprendimiento.
¿A qué me refiero?
Existen ciertos aspectos que omiten o que consideran no necesarios. Por ejemplo, la asignación de precios de sus productos o servicios. El error más común es querer asignar precios a través de la estrategia del marketing de los precios psicológicos, que se basa a grandes rasgos en la colocación de números impares como el 7 y el 9 para influir en la psicología del consumidor y que te compren más.
Hasta ahí todo bien.
El problema se plantea porque los precios son en muchos casos inventados, a un infoproducto se le asigna un precio, por ejemplo de 197 USD, sin embargo, olvidan que el precio tiene que reflejar el costo operativo y el porcentaje de utilidad que se plantea ganar.
Los emprendedores digitales piensan que los infoproductos no tienen gastos operativos y consideran los 197 USD como utilidad total, pero se olvidan de que de esos 197 USD debe de salir el dinero para la renta del servicio de internet, la suscripción de la automatización de marketing, el pago del host y dominio; y en algunos casos el pago de los sueldos de tus empleados.
Lo mismo sucede con otras operaciones como la falta de presupuestación, la falta de contratación de capital humano. De hecho, en muchas ocasiones, los emprendedores suelen utilizar a freelancers y pagarles con un sueldo muy bajo, lo que ocasiona el descontento de estos y traduciéndose en un mal servicio.
Centralizar el poder
Muchos emprendedores piensan que pueden hacerlo todo ellos mismos, la contabilidad, la administración, la selección de personal, etc. Sobre todo, si se encuentran dentro del mercado digital.
Y sí, si es una empresa muy pequeña se puede concentrar esas funciones en pocas personas; sin embargo, conforme la empresa crece, la centralización de funciones se hace insostenible y se puede caer en situaciones como: procesos lentos y la falta de eficiencia de la empresa.
En otros casos, los emprendedores deciden contratar a un número mayor de personal, pero sin delegar las funciones de liderazgo, y muchos emprendedores llegan al extremo de delegar funciones importantes a personas que carecen de las habilidades necesarias pero que forman parte de su círculo de confianza como algún familiar cercano.
El problema es que, si bien no se necesitan estudios universitarios para muchas funciones como las relacionadas con la creatividad o las ventas, la realidad es que existen otras que requieren a un personal muy capacitado, por ejemplo, el área legal, el departamento de finanzas, el reclutamiento y selección del personal, así como la parte contable y fiscal de la empresa.
Si eres emprendedor y quieres crecer, lo más recomendable es que inviertas en personal con las habilidades y estudios necesarios; y las demás funciones pueden ser delegadas o automatizadas, como el marketing, que puede ser automatizado con un sistema como el de SendPulse.
Rechazo a la crítica
Muchos emprendedores creen que todo lo que hacen es perfecto y no necesita ningún cambio, no aceptan que son humanos y que pueden cometer errores, y eso puede ser un arma mortal en los emprendimientos.
La realidad es que siempre se necesita una crítica y no se debe de considerar como algo negativo o que la crítica es solo por “envidia” del éxito que tienes. Sí, las personas pueden tener actitudes negativas para hacerte sentir mal, pero tu deber como líder de un emprendimiento es saber identificar cuando la crítica es positiva y cuándo en realidad tu producto digital lo requiere.
Ahora que conoces estos errores comunes, dime en los comentarios ¿has cometido alguno de los que mencioné? No te preocupes es normal que nos pase, lo importante es darse cuenta y hacer todo lo necesario para mejorar.
Al final de cuentas, un negocio digital sigue siendo un negocio y hay cosas que no podemos cambiar porque de lo contrario podemos caer en un círculo vicioso de desaciertos que nos llevarán al fracaso de nuestra empresa.
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